28 de enero de 2009

Calzado de antaño

En invierno, el frío aprieta en el pueblo y es necesario proteger pies y piernas de las bajas temperaturas y del agua. Pero antes no era como ahora. Primero, no había dinero para comprar. Segundo, tampoco había tanta oferta como en cualquier tienda de hoy. Así que si no hay, se fabrica y a aguzar el ingenio toca.


CHANCLOS

De este modo surgen los, “chancros” o “chanclos”, una especie de zapato que tenía el piso de madera y de material, como una bota alta, con correas. Por debajo llevaba una herradura para que no se gastase la madera.


Los chancros eran algo similar a esto, que aparecen con el nombre de "chancas" en la página web del pueblo zamorano de Fariza


GALOCHAS O MADREÑAS


Foto de la Web de la empresa Artesanos Leoneses

Las galochas son el calzado de madera usado para salir a lo mojado y al barro. Se compraban a los vendedores que iban al pueblo o bien en La Bañeza.
Galochas o madreñas es básicamente lo mismo, pero me dicen en casa que las madreñas eran “más finas” y que en Ayoó las que había eran más bastas y se usaba más el nombre de galochas para llamarlas. La palabra es de origen griego, Kalopous y significa "pie de madera".

Sobre las madreñas hay un montón de información que se puede recoger en la red. He encontrado este comentario en la página de
Celtiberia, que me ha parecido especialmente interesante:
En León y Asturias, Cantabria y Palencia se le denomina "madreñas" y en Zamora y en Valladolid "cholos". La desaparicion de su uso ha sido motivado en nuestro medio rural por el asfaltado de las calles de los pueblos, ya que es un calzado muy práctico para circular por sitios embarrados. La madreñas se calzan a la puerta de casa(para salir) sobre las alpargatas, cuando uno vuelve a casa, se las quita, las deja al abrigo de la entrada y pasa al interior de la vivienda con las zapatillas de felpa y así no ensucias el suelo del interior. También es un calzado muy práctico cuando estas preparando leña ya que de un madreñazo puedes partir palitos. Hoy en día muchas de estas madreñas cuelgan de las paredes de los zaguanes de las casa de los pueblos en plan decorativo., ya que si en suelos irregulares y embarrados son una delicia, caminar con ellas sobre suelos lisos y asfaltados es una tortura.

En Asturias sigue habiendo un importante mercado de madreñas, que allí son casi un elemento que define su cultura. En esta página del pueblo de
Trabau, en la linde con León, podeis encontrar todo tipo de información sobre madreñas y también en este de la Villa de Grao.


CALZADO DE VERANO


En invierno había zapatos para ese tiempo y con el tiempo bueno se llevaban las albarcas, hechas con tiras de material.. También se hacían en las casas unas alpargatas, cosiendo lienzos a las suelas. Mi padre recuerda que mi abuela lo hacía usando a modo de aguja, las ballenas de los paraguas.
Y propio del tiempo bueno eran las zapatillas de esparto.
Para regar se ponían los chancros o, si hacía buen tiempo, descalzos, que las botas de goma, las katiuskas, no llegaron hasta mucho tiempo después.

Albarcas. Foto tomada de la web del pueblo de Fariza

ANGORRAS

Cuando se iba a la hacienda se ponía una piel de oveja alrededor de la pierna, las “angorras”. Eran de piel seca de oveja, se ponían con unas cuerdas y protegían del frío y de la humedad.


(Este es el comentario enviado por Manolo Ferreras y que por su interés, creo que conviene poner aquí, para que no os lo perdais)

Tiempos de chanclos, abarcas, medias de peal, trueque (artículos a cambio de huevos y otras cosas de casa).

Chanclos. Mi madre vendía las plataformas de madera, las herraduras y los rebagones (clavos usados para herrar las caballerías) todo ello usado antes. De allí se iba uno a casa del Ti Gaspar o a casa del Ti Pascual, que eran zapateros, y allí los confeccionaba.

Abarcas. También las vendía Martina, calzado de verano, hecho de los recortes de ruedas de coche en su totalidad, ya venían hechas.

Medias de peal. Hechas de lana pero sin el pie solo lo que es la pierna, al final se le ponía una traba para que no se subiera para arriba cuando estaba puesta.

Trueque. Martina los artículos que vendía, que eran todos en aquellos tiempos, incluidas las pastillas (Pental Tiazol) para la fiebre y el dolor de cabeza, los daba a cambio de huevos, trigo y damas y el que no tenia," APUNTA", mi madre tenía un cuaderno y siempre estaba lleno. Les cuento una anécdota, cierto día mi padre le dice a una mujer hoy fallecida, fulanita, a ver si me puedes pagar que ya va siendo hora y ella le contesta "mira Gumersindo no me apures sino digo que nada te debo".

Los jóvenes pensaran "ya está este contando batallas", yo me alegro que ellos no participasen en ellas, y que participen en las de hoy que son con coche, con móvil y con dinero en el bolsillo.

25 de enero de 2009

¿Quién es Dios?

Una anécdota que siempre se contó en mi casa (y que tenía bastante gracia dado el “cariño” que mi abuelo profesaba a los curas):
Se cuenta que mi abuelo estaba en la Iglesia, repasando el catecismo, con Don Ezequiel, junto a otra gente del pueblo (no solo daban clase los niños, tambien los mayores tenían que que acudiar a estas "clases"). En la puerta, un chaval iba diciendo en voz alta el nombre del que llegaba.
Don Ezequiel preguntó: ¿Quién es Dios?
Y el chaval de la puerta entendió: ¿Quién entró?
Y entonces se oyó, seguido de las risas de los allí presentes: Teófilo Riesco


Y desde entonces, como broma familiar estaba aquello de “¿Quién es Dios? Teófilo Riesco”.

20 de enero de 2009

Vestidos para el frío

Con este frío invierno hay que abrigarse y podemos hacerlo a la antigua: Nos podemos poner una bufanda o bien una chalina (bufanda más pequeña) o si el frío aprieta, algo que nos cubra más, como un colegial (bufanda más grande).

Para vestir tenemos el tabardo, prenda de abrigo de paño, tres cuartos, con pelo en el cuello (lástima de foto de mi abuelo con su sempiterno tabardo azul, con pelo oscuro en el cuello, que pesaba un quintal... colgado en las perchas que a falta de armarios, había en las habitaciones de la casa. El tabardo estaba reservado para los domingos y para cuando venía de vacaciones a nuestra casa, en el invierno). Y si queremos algo más ligero, el canadiense.

También era típico ponerse un tapabocas, una manta de rayas, suave, que se ponía por encima de la ropa, un poco al estilo de Curro Jiménez. Solía ser una vestimenta típica de los novios de invierno (en mi casa recuerdan así vestido a Pedro Simonín en su boda).

Las mujeres llevaban mantón, chales finos de vestir, toquillas. Los chales negros, como bordados, con flecos, se usaban como traje de boda. Eran cuadrados, no se llevaban a pico, sino en forma rectangular, como vemos en esta fotografía:













Museo on line Zaleos - Trastos Viejos

17 de enero de 2009

Frío en Ayoó


Me cuentan que ha hecho bastante frío en Ayoó estos días y que ¡¡¡hasta ha nevado!!!! No ha sido mucho, cuatro o cinco centímetros, pero heló encima y se mantuvo bastante bien.

Ya, ya sé que la nieve es bonita, pero peligrosa, pero tiene que estar tan precioso Ayoó de blanco... (para hacerse una idea, he puesto estas
fotos de Domingo Cano, colaborador habitual de la página de Ayoó. No son de estos días eh? ya tienen unos añitos)

No es habitual ver la nieve en estos tiempos, a pesar de la altura a la que estamos... el tiempo, el meteorológico, efectivamente, ha ido cambiando y ya no hay aquellas nieves que llegaban por encima del metro, tapaban las calles, atoraban las puertas, y que me contaba mi abuelo... tiempos en los que no había ni calefacción, ni manta eléctrica, ni siquiera bolsas de agua caliente para templar la cama. Entonces lo que se hacía era calentar una piel de oveja al fuego y ponerla después en el lecho, a los pies, para que niños y mayores tuvieran un poco de calor a la hora de ir a dormir. El ingenio de los de antes.



Fotos de Domingo Cano en la Web de Ayoó

11 de enero de 2009

¡¡Dejaila, dejaila!!

Hablando el otro día en casa, mi padre nos contó un chiste (o "susedido", como se le llama por estas tierras vascas) que mi abuela solía narrar con su habitual sorna y acompañando las palabras con los respectivos movimientos de mano, pie y cabeza:

Había tres mozas, una con un anillo nuevo, otra con zapatos de estreno y la última con unos pendientes recien comprados. Y para presumir y enseñar lo que llevaba, dijo la primera, estirando bien el dedo con el anillo: ¡¡ay, qué araña, miraila, miraila!!!
Y la del zapato, haciendo lo propio con el pie y la pierna, gritaba: ¡aplastaila, aplastaila!
Y la de los pendientes, para no ser menos, tocaba la cabeza de un lado a otro y exclamaba: ¡No, no, dejaila, dejaila!

6 de enero de 2009

Día de Reyes

Un tren, un muñeco, un avión que vuela de verdad, un camión de la basura... estos son algunos de los regalos que los Reyes Magos hoy y el Olentzero hace unos días, le han dejado a mi hijo. Unos presentes que le han puesto la sonrisa en la cara, los ojos abiertos, los nervios en todo el cuerpo... los críos de ahora tienen más, a veces demasiado, pero la ilusión es la misma que cuando llegaba este día hace muchos años, a aquellos niños que hoy son nuestros padres y que se conformaban (las circunstancias obligaban) con bien poco:

“Nuestros regalos de Reyes no eran más que unas nueces o unas castañas cocidas que nos dejaban a los pies de los zapatos que, eso sí, habíamos dejado bien limpios en la ventana. A veces, esos regalos, los llevaban en la faltriquera los mayores, una abuela, un tío, y nos lo daban cuando se acercaba por casa para dar las buenas noches.
“De mayores, el único regalo era algo de ropa que hiciera falta, unas medias, unos calcetines, una camisa si había algo más de dinero...


Añadido:


Esta foto ilustra uno de los comentarios que Doña Felicidad hace en el precioso blog varias veces aquí citado "Recuerdos de la abuela" y precisamente cuenta, entre otras cosas, como cosían las niñas de su época sus propias muñecas. Dejó aquí un pequeño apunte, y si quereis leer el resto, en su blog lo encontrareis:

"Haciamos muñecas de trapo que era la ilusión, pues entonces no había como ahora.Yo Felicidad Martinez: aún recuerdo aquellos trapos de costura, que eran una tira estrecha y larga, de tela blanca en la cual, la maestra nos enseñaba a coser con hilo de color hacíamos bastilla , pespunte, cadeneta, punto de escapulario, pasar hilos con hilos de colores, punto de cruz"

5 de enero de 2009

Noche de Reyes

El día de Reyes los mozos iban a la casa de las autoridades, a la del alcalde, el teniente-alcalde, el médico, el cura... y ellos daban una propina. Los mozos cantaban la canción de Reyes, que nuestro amigo Javier López Pontejo nos apuntó y explicó hace un tiempo, tal y como recogimos en la web de Ayoó. Ahora, la retomo, para ponerla en este día. Espero que los mozos de Ayoó se animen y salgan a cantarla por el pueblo, como aún se ha seguido haciendo.


CANTICO DE REYES


1. Chicos mozos somos

los que aquí llegamos

licencia pedimos

los Reyes cantamos (bis).

2. Después de las buenas noches

que a todos les deseamos

con vuestro permiso

esta historia comenzamos (bis)

3. En una noche muy fría
de los más crudos invierno
s

un astrónomo de Oriente

examina el firmamento (bis)

4. Una estrella que destella

deslumbra su pensamiento

pues esta es la señal

que anuncia un nacimiento (bis)

5. El astrónomo es un Mago

que se llama Rey Gaspar

y a dar la noticia viene

a Melchor y a Baltasar (bis).

6. Los Soberanos deciden

en Asamblea Real

hacer los preparativos

y al Niño ir a adorar (bis).

7. A lo lejos por un llano

de un inmenso arenal

caminan blancos camellos

hombres con traje oriental (bis).

8. Una estrella en la noche

les guiaba desde el cielo

y en sus coronas de magos

reflejaba su destello (bis).

9. Una brisa juguetona

movía sus ricos mantos

de colores rojo y verde

de los Reyes Soberanos (bis)

10. Esclavos negros guiaban

al pie de la caravana

enterrándose en la arena

sus desgastadas sandalias (bis).

11. Caminaban los camellos

lentos y con pasos cortos

y entre sus flecos de seca

tocan cascabeles de oro (bis).

12. En fila viene el cortejo

y a la ciudad se encamina

preguntando por Herodes

para darle la noticia (bis).


13. El gran Rey asustado

sus adivinos consulta

y estos contestan diciendo

leyendo las Escrituras
(bis).

14. Es en Belén de Judá

el lugar de tal suceso

pues de aquí ha de salir

quien gobernará tu pueblo (bis).

15. Herodes dice a los Magos

con traidores sentimientos

comunicarme a la vuelta

la verdad de tales hechos (bis).

16. Al salir de la ciudad

por una puerta escoltada

se le aparece la estrella

anteriormente ocultada (bis).

17. Les conduce a Belén

y en un establo se para

indicándole el lugar

del Redentor de las Almas (bis).

18. Allí los esclavos negros

a grandes voces gritaban

abrid, abrid el portal

dejadnos libre la entrada (bis).

19. Pero los Reyes le indican

muy bajito y con voz clara

cuidado no despertar

al que nos guía y nos manda (bis).

20. Los esclavos temerosos

a sus camellos agarran

y estos con la pezuña

muy despacito llamaban (bis).

21. Al mismo tiempo la puerta

del viejo y pobre portal

se abre dejando a los Magos

al descubierto el umbral (bis).

22. Viejo y con barba blanca

y una aureola de perlas
con el callado en la mano

un anciano se presenta (bis)


23. Su vestido era azul

bordadito de estrellas

como el cielo de verano

en las noches muy serenas (bis).

24. Al verse en su presencia

los tres Magos de Oriente

al momento se inclinan

y doblan su hermosa frente (bis)


25. El anciano les sonríe

con el encanto de un niño

dejando libre la entrada

pasad buenos Reyes dijo
(bis).

26. Sobre un humilde pesebre

desnudito y tiritando

en unas míseras pajas

hay un niño reclinado (bis).

27. Una admirable mujer

de encantadora belleza

lo contempla entusiasmada

inclinando la cabeza (bis).

28. Desde otras tierras Señora

vienen tres Reyes de Oriente

llenos de amor y de fe

ante el monarca del cielo (bis).

29. El incienso de los dioses

oro y mirra le ofrecemos

a besar sus santos pies

permitidnos que lleguemos (bis).

30. Los tres Reyes se levantan

para salir del portal

pues ya habían adorado

a Dios Rey Celestial (bis).

31. A los camellos ordenan

los pajes arrodillar

para montarse los magos

y a su tierra cabalgar (bis).

32. Decididos sin temor

a sus tierras se encaminan

pero fueron advertidos

por unas voces divinas (bis).

33. Y estas voces misteriosas

de vieja o de rapaza

de la inspiración divina

de esta manera cantaba (bis).

34. Caminad Santos Reyes

por caminos desviados

que por caminos reales

Herodes envió soldados (bis).

35. Y los jóvenes de Ayoó

de veras les deseamos

que esta historia de los Reyes

haya sido de su agrado (bis).

36. Y a los tres Reyes pedimos

que vivamos muchos años

para escucharlos ustedes

nosotros para cantarlos (bis).


Esta es una canción compuesta de treinta y seis estrofas de cuatro versos cada una.
Para cantarla, se cogían dos grupos de mozos de tres o cuatro cada grupo y cantaban, un grupo las estrofas pares y otro las impares.
Al llegar al cuarto verso de cada estrofa, el que se repite, la primera vez la cantaba el grupo que le tocaba y al repetir cantaban los dos grupos a la vez.
Las estrofas 35 y 36 las cantaban los dos grupos a la vez.
Se cantaba la noche de Reyes, lógicamente, y se le cantaba: al médico, al cura, al alcalde, a los maestros y en los bares. Al finalizar el cántico, pasaban el plato para que cada cual colaborará a la fiesta que a continuación se pegaban los mozos.

3 de enero de 2009

Mi padre

Mi padre está de aniversario... en realidad, hoy es su cumpleaños oficial, pero no el verdadero. En casa, la abuela siempre contó que mi padre nació el último día del año anterior, pero como eran fiestas y no estaba el secretario, esperaron y lo registraron unos días después, el 3 de enero. Tal día como hoy hace 74 años.

La vida de mi padre es un resumen de la de muchos otros: la vida en el campo de niño, la búsqueda de nuevos horizontes saliendo del pueblo cuando apenas era un mozo, la emigración, establecerse en una nueva tierra y fundar allí su familia y con la jubilación, la vuelta al pueblo de una forma más relajada y disfrutada. Vida dura y de trabajo, pero también con compañerismo, trastadas y miles de historias que quien conoce un poco a mi padre, sabe que le gusta contar, que mira que en lo de hablar nos salió bien cucharilla...

Mi padre nació un año antes de la guerra, así que las miserias del conflicto y de los años posteriores le pillaron de lleno. Aún así, no fue de los que peor lo pasaron porque en la casa de sus padres, Teófilo y Clementina, nunca les faltó la comida a él y a sus dos hermanas, Dorinda y Paulina y a muchos niños del pueblo que terminaban en la mesa de mi abuela comiendo un trozo de pan con tocino.

Ya desde niño el destino le cruzó con mi madre, un año más joven. En casa siempre se cuenta como estando mi madre con la suya bajo un carro, pasó mi abuela con mi padre y se dijeron aquello de “estos tienen que acabar casados” como terminó ocurriendo, años después.


Antes de ir a cumplir con el Servicio Militar, mi padre marchó a trabajar en la construcción en Palma de Mallorca. Sus compañeros y él dormían en un barracón dentro de la obra, con un colchón de paja, plagado de pulgas.







Después llegó la mili, que en aquellos años, para muchos jóvenes del campo, suponía la primera salida más allá de los límites del pueblo. La mili en sus años era bien larga, creo que como de año y medio o dos años. Mi padre la hizo en Astorga, como buena parte de los mozos del pueblo de la época, gracias a la mediación de un militar que era familia de alguien del pueblo y que dijo que “a los que le toque Africa no puedo ayudarles, pero a los demás, siempre que pueda, les echaré una mano”. Y la mano era dejarles lo más cerca posible de sus padres.

Historias de la mili tiene mi padre a montones, aunque la que más gracia nos ha hecho en casa siempre fue saber que dejó que los superiores creyeran que era familia directa del Obispo de la época, Angel Riesco Carbajo, lo que le facilitó salidas y permisos. En realidad, solo la casualidad y la coincidencia de apellidos relacionaban al Antonio de Ayoó y al prelado nacido en Bercianos.

Tras la mili llegó la búsqueda de nuevos horizontes fuera del pueblo y del duro trabajo de la tierra. Muchos marcharon a Alemania, otros probaron suerte un poco más cerca. Mi padre recaló en Vizcaya, donde trabajo de barrenador, haciendo carreteras. La jornada era de más de 10 horas al día y le pagaban a 5 pesetas la hora.


En el año 60, en Diciembre, mis padres se casaban y a los nueve meses, nacía mi hermano en la casa de mis abuelos, en la cama de hierro que aún hoy conservamos. Mi padre tenía 26 años y decidió buscar un lugar permanente para él y su familia. Así se vino al País Vasco, uno de los grandes centros de atracción de la emigración de Ayóo, junto a Madrid y Barcelona. Aquí encontramos ayoínos que se han ido asentando en grupos, generalmente, por vínculos familiares: En la margen izquierda, en Santurtzi y Portugalete (en Sestao, por ejemplo, hay medio Congosta), en Bilbao en el Barrio de la Peña, en la zona de Sondika, en Ermua y Eibar, en Vitoria...

Mi padre vivió con sus primas, las hijas de Tía Viviana, repartiéndose una familia en cada habitación y compartiendo cocina. Así, hasta que encontró trabajo, ahorró algo de dinero y dio la entrada para un modesto piso en Santurtzi, en una zona rodeada de campas y que hoy es uno de los más populosos y llenos barrios del pueblo, Kabiezes.
El lugar no era malo, el inicio de la línea de tren de Renfe que cada mañana llevaba a miles de trabajadores a las fábricas de la margen izquierda. Como era la primera estación, si tenía suerte, conseguía sitio para sentarse o, por lo menos, para ir mejor apoyado... Trabajo en jornadas de más de diez horas, seis días a la semana. Y trabajo en el verano, cuando iba al pueblo a ayudar a los abuelos en las tareas de del verano: la siega, la trilla, el acarreo...

Durante casi 30 años mi padre trabajó en una fábrica de laminación donde hacían vigas, hierros y donde compartió horas, comidas y trabajo, haciendo amigos que aún mantiene entre los compañeros, los que cada día se cruzaban con él, los chóferes de los camiones... Con la crisis de los años ochenta la fábrica termina durante unos años en manos de los trabajadores, en una SAL y tras renquear durante un tiempo, llega el cierre y la prejubilación. Termina el trabajo, pero no las ganas de trabajar y mi padre, como otros muchos, se vuelve al pueblo a hacer lo que le gusta: trabajar la tierra, hacer su vino, cultivar sus lechugas, comer sus tomates... y ahí sigue, con su fiel carretillo cerca, su cachava y sus ganas de charlar con todo aquel que se le acerque.

¡¡¡¡Felicidades papi!!!!!