30 de julio de 2012

La ermita de San Mames. Detalles.

Detalles de la ermita de San Mamés por fuera.

Cerradura



 
Juego de luces: fotografié dentro de la ermita desde la ventana y la ventana del otro lado quedó reflejada componiendo una imagen extraña...


Columna




Cruces




Alrededores

Pequeña acacia

Cartel del coto de caza

Papeleras puestas durante una de las fiestas

 

27 de julio de 2012

La ermita de San Mamés

La provincia de Zamora cuenta con 223 santuarios y ermitas, de los que 108 pertenecen a la diócesis de Zamora y el resto a la de Astorga. La nuestra, la ermita de San Mamés, es de estas últimas. Además, ahora no sabemos muy bien en manos de quien está... se supone que la ermita es del pueblo, que fue quién la erigió aunque no consta por escrito... el año pasado se celebró en el pueblo el polémico referéndum (ver la entrada del verano pasado) para saber quién se quedaba con la ermita y entretando, ahí sigue este pequeño edificio, falto de arreglos y necesitado de un buen repaso que lo mantenga aún por muchos años.



La ermita dedicada a San Mamés es todo un referente en Ayoó, un referente religioso y espiritual, pero también encarnado en la vida cotidiana del pueblo, en su paisaje, sus historias...

Hace un par de veranos, tuve la oportunidad de ver y fotografiar la ermita por dentro, gracias a Visi, gran amante del lugar, miembro de la Cofradía que vela por la ermita, que hace las novenas y que organiza el coro de mujeres que acompaña al Santo. En las próximas entradas iré desgranando las imágenes que hice aquel día, aunque comienzo por ver el lugar por fuera, sus entrada, su paseo ahora arbolado, las paredes exteriores del edificio...
Verano de 2010

La entrada a la ermita en 1993
...en Semana Santa de 2008...
...verano, 2008...

...verano 2008.








24 de julio de 2012

Camas



Hace unos días encontré por casa un pequeño librito titulado “Camas”, una pequeña sucesión de retazos del absurdo humor de Groucho Marx, con la cama como eje de sus pensamientos. Y es que, como decía mi abuelo Teófilo, ¡el que inventó la cama fue el más listo del mundo!





Cabeceros de cama puestos como valla junto a la granja de Amelia y Ceferino.




De camas y de como se dormía (o no) en ellas, se nutre la recopilación de las siguientes anécdotas:




Nuestra cama de hierro,
herencia de los abuelos paternos
“Abuelo Teófilo -me cuenta mi padre- decía que más valen dos horas en la cama que toda la noche en las eras. Solo se quedó una noche durmiendo en la era, en la época de trilla y dijo que nones, que prefería ir a casa, lavarse y tomar un vino fresco, aunque tuviera menos tiempo para descansar”.






Mi padre fue con un vecino del pueblo, el ti Ismael Barrio, a segar a Fuentencalada. Fueron a un quiñón que era muy largo, se les hizo tarte y decidieron dormir allí, en la tierra. Hicieron una cabaña con manojos y una manta pero pasaron tanto frío que se al final se levantaron y se pusieron a segar casi por la noche. “La paja trillada aún calienta, pero los manojos, nada de nada. Eso lo aprendí aquella noche”, recuerda mi padre.

En los pueblos la vida era difícil. Hacía mucho frío y sin calefacción y apenas estufas. Había incluso quien ponía la cama en una esquina de la cocina porque era un lugar calentito en la casa.


En una de mis charlas con Alberto Alonso (el de Pilar), me contaba sus recuerdos de niño: “En casa de mis padres dormíamos en la misma cama mi abuela Elisa y yo y en la parte de abajo Germe y Felipe. Los cuartos estaban llenos de grano, de hierba, de habas... dormíamos todos empocilgados, qué te voy a decir. Siendo más niño dormiamos en el cuarto del trigo pero como era tejado de ripia escarbaban los pájaros y nos caía el barro en la cara, mira tú”.



Imagen tomada del blog
"La vida es como una caja de bombones"
Otra historia de camas la recuerda mi padre ya cuando estaba en tierras vascas trabajando: “Estuve en el campo de golf de Punta Galea, que subían el agua de la playa para el campo. Estuvimos haciendo un pozo grande para el agua y una carretera. Estuve allí con Lucas, Evelio, Vicente el diablo, David el de Tina... Con este, con David, compartía cama, en la casa de Tío Isaac, encima del cine Java y cuando estábamos acostados se oía el sonido del cine”. Para mi fue toda una sorpresa saber que mi padre había trabajado en el campo de golf de Neguri, aún hoy lo más pijo de la alta sociedad empresarial vasca y además, que había dormido escuchando las proyecciones del Coliseo Java, mítico cine de Portugalete y de toda la Margen Izquierda, el último gran cine que resistió hasta hace bien poquitos años abierto y en pie, con sus cartelones pintados anunciando las películas.

18 de julio de 2012

Juegos variados

Fotografías tomadas de la web de Pueblana de Montalbán,
precioso blog dedicado a este pueblecito de Toledo que os animo a visitar.

Siempre se dice que los niños de ahora tienen demasiadas cosas... tantas que a veces no les hacen caso de pura saturación. Los niños de antaño, los niños que fueron nuestros padres, no tenían ninguno así que aguzaban su imaginación para construirse ellos mismos los juguetes o aprovechaban los elementos y la naturaleza que tenían cerca para convertirlos en divertimento. Estos son algunos de los que recuerda mi padre:

  • La zumbadera: Era una cuerda en medio de un palo que hacía ruido, “la poníamos tensa con palos de urz y encima poníamos una cuerda de lana o dehilo, le dábamos vuelta y zumbaba, zummmmm zummmm...”.
  • Silbatos: “Los hacíamos con la cáscara de la mimbrera, le sacábamos la casca, le quitábamos por un lado, hacíamos un agujero y lo volvíamos a meter otra vez y silbaba”.
  • Carros de madera que se hacían ellos mismos “y con los que llevábamos piedras”.
  • A hacer barreñas: “Las hacíamos con el polvo del suelo y luego echarle agua”.
  • Al hinque: “Con un hierro que clavábamos en el barro”.
  • A la pina: cuando íbamos al Coito con las vacas jugábamos a la pina, con palos, a meter una pelota que nos hacíamos nosotros en unos agujeros.
  • “A tirar un palo a lo alto y darle con otro a ver si se le pegaba”.
Niños con carretillas de juguete. Web Pueblana. 

15 de julio de 2012

Paseo a Ayoó Pequeñino (y 3)


Desde Ayoó Pequeñino se puede ir a la Chana por una ladera que se conoce con el nombre del Sol (ver en topónimos), por estar situada al mediodía y que, por tanto, le da el sol todo el día. Antes se cultivaba cereal (y viendo la inclinación que tiene una se puede hacer idea de lo trabajoso y duro que podía resultar) y ahora está de monte. Por allí subimos para iniciar la vuelta al pueblo por la Chana, hasta volver al camino de la Cuesta de la Pedrera y desandar lo andado.

Un alto en el camino para refrescarnos y comer piscolabis.


Plantones de pinos cubrían una gran espacio en la Chana.

La Chana
Este es el Camino la Teja, llamado así porque era la vía que usaban los vecinos  de la Valdería (San Félix, Pobladura, Pinilla y Felechares) para ir a por tejas a los tejares de Ayoó Pequeñino.

Es un gran paseo que nos llevó cerca de tres horas, pero lo cierto es que me encantó conocer Ayoó Pequeñino, la Chana y todas las tierras por las que pasamos. Además, mi madre me dio toda una clase de botánica, señalándome “mira, ahí tienes tomillo de campo, esa es para la polilla, allá una planta de hacer randeros, cardo borriquero, pan y queso..." Así que ya sabéis, os agenciais un guía (padre, abuelo, tío o vecino), madrugais un pelín para no pillar la solana y os dais una vuelta por estos alrededores de Ayoó.

12 de julio de 2012

Paseo a Ayoó Pequeñino (2)

Ultimas rampas del camino que nos llevaba a  Ayoó Pequeñino.

Nadie sabe con seguridad de dónde viene el nombre de Ayoó Pequeñino, pero me contaba Alberto Alonso, en una de nuestras charlas, que don Ezequiel, el que fue párroco del pueblo durante años, les aseguraba cuando eran niños que allí estuvo un primer asentamiento habitado del pueblo y que en tiempos no tan lejanos, en este paraje hubo casas de cazadores, con ovejas, cabras y campos labrados...




En Ayoó Pequeñino encontramos una zona conocida como El Badén, un camino que cruzaba la pradera y que hacía un hondo por donde corría el agua que brota en la zona.





Y realmente, la descripción del lugar se ajusta al significado de la palabra, porque si buscamos en el Diccionario de la Real Academia, esto es lo que encontramos:

badén.

(Del ár. hisp. *baṭín, y este del ár. clás. baṭin '[suelo] hundido').

1. m. Zanja o depresión que forma en el terreno el paso de las aguas llovedizas.

2. m. Cauce enlosado o empedrado, que se hace en una carretera para dar paso a un corto caudal de agua.

3. m. Depresión en la superficie de un camino o de una carretera.




En la zona hay tanta agua que algunas tierras quedan como suspendidas por encima de la capa de agua. Así, nos cantaba Andrés, primo de mi madre, el hijo de Tío Rogelio, que ellos tenían un quiñón en la zona y que a su sobrino Dani, cuando era pequeño, le encantaba ir porque se ponía a dar botes en la tierra y se movía todo, era como una colchoneta de tierra y hierba suspendida sobre el líquido.



En la ladera que se ve en el medio de la imagen
estaba el quiñón de mi madre en Ayoó Pequeñino.

“En Ayoó Pequeñino -recuerda mi madre- se sacaba un montón de hierba, se segaba y daba mucho también. Se llevaba allí a pastar el ganado, la vacada y se cultivaba cereal en los quiñones y tierras que allí había”. En Ayoó Pequeñino una parte era del pueblo, comunal, donde iban los ganados y donde se repartían quiñones de hierba entre los vecinos y otra parte era privada, con terrenos con dueño.

Como hemos dicho, en Ayoó Pequeñino hay muchísima agua, muchos manantiales y fuentes, casi, por no decir todas, ahora ya perdidas y comidas por la vegetación. Mi madre recordaba especialmente la fuente baja que se encontraba junto a la salguera de la pradera, “donde íbamos a merendar cuando estábamos por allí”.



9 de julio de 2012

Paseo a Ayoó Pequeñino (1)



Siempre me ha gustado escuchar cómo pronuncian en el pueblo Ayoó Pequeñino, me parece un nombre muy de la zona, muy del lugar y desde pequeña tenía curiosidad por saber cómo era este paraje al que muchos iban con la vacada, a coger hierba, a segar... Pero lo cierto es que hasta hace un par de años no lo conocía. Tuvo que ser mi madre la que rompiese mi ignorancia y me acercase hasta allí dando un paseo, junto con mi hermano, al que si le ha tocado ir a trabajar allí, con la vacada o a ayudar en alguna de las tierras y quiñones de la zona.


El recorrido hacía Ayoó Pequeñino comenzó por el camino a Requeijo, siguiendo después hacia la cuesta de la Pedrera, dejando a la derecha el Pozo de la Pedrera y a la izquierda, las viñas del Chano y la plantación de castañales que hizo el Ayuntamiento hace unos años.
Las viñas del Chano.

Enfilando a la cuesta de la Pedrera.

Plantación de castañales.



 
En la Cuesta de la Pedrera mi madre recordaba cuando se iba con los carros cargados, unas veces de cereal, otras veces de hierba, y que milagrosamete no volcaban en la cuestona que hay, ahora con buen camino, antes con una vía desigual llena de polvo, piedras y baches.
 




 
Siguiendo el camino se pasa por Iruelo, el valle que está antes de llegar a Ayoó Pequeñino, que en realidad, es una ladera de la Chana donde ahora se han plantado pinos y antes se cultivaba centeno (ver en topónimos de Ayoó, letra I-J )




Antes de llegar a Ayoó Pequeñino, cerca de Iruelo, encontramos una caseta de la que no sé el uso, tal vez de refugio de cazadores.
Antaño, cerca de allí hubo un tejar, una fábrica de tejas que llevaban vecinos de Congosta.