24 de agosto de 2013

A San Bartolomé


El pasado verano Rosi, la hija del Ti David, me dio una oración dedicada a San Bartolomé que ella encontró en Congosta, el pueblo donde vive y que transcribió para mi. Esa es la oración:

San Bartolomé bendito
perdió el rosario
y yendo a buscarlo
se encontró con el señor
y le dijo
¿dónde vas, San Bartolomé bendito?
Voy al huerto
por rosas olorosas para usted.
Donde San Bartolomé fuese mentado
no caerán rayos ni centellas
ni mueran niños de espanto
ni mujeres de parto
ni hombres sin confesión.
 
Kyrieleison kyrieleison*

* Kyrie es el caso vocativo del sustantivo griego κύριος (kyrios: «señor») y significa «¡Oh Señor!». Eleison, en griego ἐλέησον, es imperativo airusti del verbo ἐλεέω «compadecerse». Transliterado al latín, es el nombre común de una importante oración de la  liturgia cristiana, también denominada Kyrie eleison («Señor, ten piedad»). (Fuente: Wikipedia)


 

Personalmente nunca había escuchado esta oración, pero es una plegaria muy extendia en tiempo y en espacio: aparecen oraciones similares desde hace siglos y siglos y tanto en España como en Latinoamérica, llevados por religiosos que allí fueron.

 
Por ejemplo, una variante de la que Rosi me hizo llegar, es esta recogida en la Región de los Ríos, en Chile :

San Bartolomé bendito
una mañana salió
con Jesucristo se encontró
pies y manos le besó
¿A dónde vas Bartolomé?
Señor contigo me iré

Vuélvete Bartolomé bendito
pa’ tu casa y tu mesón
que yo te daré un don
que no te lo dará varón
Que en tu casa que es nombrada
no caiga piedra ni rayo
y fuera un día de parto
ni triste se ha de estar

 
Quien rezara esta oración
todos los viernes del año
sacará un ánima de pena
y aún la mía sin pecado.

Esta oración
el que la sabe y no la enseña
el que la oye y no la aprende
en el día del juicio sabrá
lo que la oración contiene

También en Aragón se recoge una cantinela similar (Canción y tradición en un pueblo aragonés:Valtorres, de Sergio Bernal Bernal).

San Bartolomé se levantó, que en el cielo estás escrita,
el pie derecho se calzó, con papel y agua bendita,
el izquierdo no acertó. 
A la hora de la cruz,
San Bartolomé iba por un camino, Pater Noster, Amén, Jesús."
y a Jesucristo se encontró.
Le dijo:
Vente conmigo y al cielo subirás
Te daré un don
que no se lo he dado a ningún varón.
Te daré un dado
que no se lo he dado a ningún cristiano.
En la casa que sea tres veces nombrado,
no caerá ni centella ni rayo,
ni morirá mujer de parto,
ni criatura de espanto,
ni hombre ni mula en el campo,
ni del demonio serás tentado."


En la Fundación Jiménez Díaz también se hace un análisis de este tipo de “Oraciones, ensalmosy conjuros” (Isabel Botas San Martín, año 1992) y se dice que “otro tipo de conjuro es la repetición de un episodio, relacionado con la hagiografía religiosa, se muy extensa práctica en Europa, América del Sur y Africa”.

 
En el libro “La Archidiócesis deToledo y su piedad popular: Ensayo para una investigación", escrito por Pedro Guerrero Ventas, se habla de este tipo de plegarias y se da esta explicación:

La fiesta de este santo -habla de San Bartolomé- (24 de agosto), ocupaba un lugar destacado en la vida de los agricultores -él sería cultivador de higueras, como sugiere el Evangelio-, y por los días de la fiesta se había desencadenado y extendido tantas tormentas que se hacía casi imposible para los labradores realizar adecuadamente las tareas de la recolección final de las mieses, de forma que la humedad impedía la trilla y avienta de la parva en las eras. De aquí procede un dicho muy común y divulgado: “Por San Bartolomé, al que no haya acabado de eras, agua en él”, lo que venía a ser una oración, pues a San Bartolomé se le consideraba abogado contra las tormentas; desde tiempo inmemorial, en muchas zonas de la archidiócesis de Toledo -no solo en esta provincia, sino en otras- se recitaban “curiosas” y “discutibles” plegarias, como también a Santa Bárbara. E incluye una oración muy similar a la que ha iniciado este artículo.

12 de agosto de 2013

Antigua procesión



Preciosa fotografía antigua que muestra una procesión en Ayoó, no sabría datar el año, pero supongo que sobre los años 40 del pasado siglo. No sé qué vecino la dejó, era una de las imágenes que se expusieron en el local del Ayuntamiento, en la muestra organizada por la asociación Perafondo. Por lo que se comentaba, era una procesión de San Bartolo en la que, como se ve, solo van hombres (o solo se ven hombres en la foto). Están a punto de pasar por el arco de la Iglesia, por donde está la casa de mi tía Paulina, donde estaba la casa de mis abuelos.  A la derecha, un carro (ahora suelen aparcar los coches) y de fondo casas, alguna aún sigue ahí, otras, la mayoría, han sido levantadas nuevas o reformadas.

Estas es la foto con más detalle:



 
La comparación...
 
 
 
 
 

4 de agosto de 2013

Recuerdos de Alberto Alonso (2)


Otro de los momentos destacados en la vida de Alberto fue la emigración.

Yo trabajaba aquí, en las casas. Donde vive Arcadio vivía Ramón, un señor de Donado que le compró la casa al señor Vitorino, tío de Pilar la de Feliciano. Ese Ramón me pidió arreglar la casa, derramar los tabiques que eran de terrones de la Veiga. Estando trabajando allí había un guarda de los montes que era de Carracedo y venía mucho a tomar café. Ramón tenía café ahí donde después lo tuvo Arcadio. El guarda, Fermín, vio el trabajo que hacíamos y me dijo, “perdona, cuándo cobras” nada, poco, 22 pesetas, le dije yo y me ofreció trabajo en Bilbao porque él era de allí. Y me animó, que me pagaban puntos por los hijos, por la mujer, seguro... y con él fui a Bilbao.

Al guarda no le volví a ver, le cambiaron de destino y no supe más de él.

Yo he sido muchas cosas, carpintero, albañil, labrador... En el 57, el 29 de septiembre de 1957 fui a Bilbao y allí estuve 5 años.
 
Bilbao. Años 50. Wikipedia.

Llegué a Bilbao sin conocer nada, cogí un taxi y le di la dirección que todavía recuerdo: Ortiz de Zarate, número 16, en Baracaldo. Estábamos el señor David, el padre de Manuela, Andrés El Bonito, Ricardo el de Sofía que fueron a Sopuerta... hasta entonces aquí la gente no salía. Fui a alojarme a la casa de Ismael Ferreras, que tenía un hijo que fue a aprender mecánica y les llevó a la familia. Teníamos buena relación y le pedí pensión.


Primero estuve en la Escuela de Maestría en Luchana, en la Avenida del Ejército, luego trabajé en la Unquinesa, encofrando (en la Unquinesa trabajaba Benigno el de Rosalina y uno de Congosta). Fuimos a San Ignacio y preguntamos para ver un nuevo trabajo y nos contrataron de la misma. No había carnet, DNI, teníamos la cartulina de Abastecimiento con los datos, sin foto. Teníamos que entarimar para un piso piloto que yo no sabía ni lo que era eso. Me preguntaban si sabía hacerlo y yo le dije, mire, en mi pueblo empezamos labradores, ganaderos, albañiles, zapateros, sastres... de todo.

Había una cocina económica, la de leña, que aquí eran de carbón y tuve que hacerla y me quedó muy bien y quedó contento el jefe. Nos ofreció trabajo a destajo, el suelo 15 pts/metro y el yeso 10 pts/m. Venía un pagador en un autor del Banco Español de Crédito y nos pagaba.

Barakaldo, plaza de Los Fueros. Web El rincón de Lorea, foto Carlos Ibáñez.


A las 6.30 ya estábamos arriba, las 6.45 o 7.00 en Luchana para pasar el gasolino y a las 7.30 ya trabajando. Llevábamos la comida de casa y la calentábamos. Días de estar hasta las 11 de la noche, con una bombilla portátil. Menos de doce horas, día ninguno.


Ganaba más de 2000 pesetas a la semana pero trabajabamos 14 o 15 horas y me lastimé la columna, no podía ni dormir en la cama. Me diagnosticaron reumatismo muscular profundo. Fui a un médico que me recomendaron y me dijo: esos dolores que tiene es por las mojaduras, la humedad de aquí. Y me dijo que lo mejor, era volver al pueblo.


En la obra hice 644 viviendas que pasaron por mi mano. El encargado era Mateo Martínez, don Mateo, que había estado trabajando en Zamora 12 años. El estaba jubilado de abogado, estaba empleado en la empresa para distraerse.


Yo le vía cariñoso con nosotros y un día le pregunté por que por la mañana era tan amable y por la tarde era otra persona, porque bebía a mediodía. Me contó la historia de su hijo, él único que tenía que se iba a casar y fueron a cenar el día antes de la boda, con tal mala suerte que se intoxicaron y murieron la esposa y el hijo. Me contó la desgracia con unos regueros de lagrimas que se le salía la vida. Bebo porque quiero morir y como no me llama Dios, me decía, bebo para olvidar pero no olvido.



Los domingos, desayunar, me aseaba y a misa de once en la parrquia de San José, en Barakaldo. Después volvíamos a la cocina de la casa a jugar al dominó con Zacarías, Tío Isaac, otro chico de San Pedro de Ceque, otro llamado Ismael, hermano de Avelino. Un tío del de San Pedro era monje capuchino y lo habían matado en Bilbao y las monjas siempre miraban por él. Este chico se casó por correo, congeniábamos muy bien. Después de comer, la siesta y por la tarde, salía de paseo con los patrones o íbamos al cine, veíamos películas del oeste, a las siete de la tarde. Una vez, en la sesión anterior, la de las 5 o 5.30, donde iban los jóvenes, me fui a levantar y no se me soltaba el pantalón, no era capaz de ponerme en pie. Se me había pegado un chicle y se me pegó tanto que no era capaz de levantarme. ¡¡Menuda risa!!

La mujer de Ismael era Manuela Zapatero Pontejo, hermana de Pedro Simonín, la mayor de todos. Tenían un piso muy bueno, metían literas, cuatro en cada habitación. Había 9 personas de posada (el número máximo que hubo), más el matrimonio y tres hijos. Maiximino, el marido de Manuela, también estuvo allí.

De comer nos solía poner anchoas y sardinas, tortilla...


Mientras yo trabajaba en Bilbao, mi hermano Isaías que estaba de Guardia Civil en Muelas me mandó un contrato de trabajo para Francia y yo no sabía nada. Me mandó unas letras diciendo que ganaba mucho y que era para peones y que a ver qué hacía yo. Pilar estaba con los tres niños, Jesús, Elisa y Florencio en el pueblo y él, en Bilbao.

En febrero me fui para las bodas de mis hermanos. El, don Mateo, creía que vivía la mujer conmigo (Pilar estaba en el pueblo, con los hijos mayores). Me dijo, coge un camión y trae la mujer y los hijos. Yo vine al pueblo, gané dinero en Bilbao y preparé la casa del Canto. Pero luego me salió lo de Francia, vine en febrero y en julio me fui a Francia con un contrato de 6 meses. Don Luis, un abogado que había en Santibañez me animó que se ganaba mucho en Francia.


El 7 de julio me fui a Francia, al reconocimiento médio. Había polacos, franceses, no entendía ni una papa. Yo iba contratado a 180 francos la hora. Iba un intérprete de español cuando te pagaban. Me pagaron más dinero. Estaba en un lugar rayando con Suiza, solo, no tenía con quien hablar, cuatro meses estuve y llorando cada noche.